11 Se lamentan en las calles por el vino. Desapareció toda alegría,
emigró el alborozo de la tierra.
12 Ha quedado en la ciudad soledad, y de desolación está herida la
puerta.
13 Porque en medio de la tierra, en mitad de los pueblos, pasa como
en el vareo del olivo, como en los rebuscos cuando acaba la vendimia.
14 Ellos levantan su voz y lanzan hurras; la majestad de Yahveh
aclaman desde el mar.
15 Por eso, en Oriente glorificad a Yahveh, en las islas del mar el
nombre de Yahveh, Dios de Israel.
16 Desde el confín de la tierra cánticos hemos oído: «¡Gloria al
justo!» Y digo: «¡Menguado de mí, menguado de mí! ¡Ay de mí, y de estos
malvados que hacen maldad, los malvados que han consumado la maldad!»
17 ¡Pánico, hoya y trampa contra ti, morador de la tierra!