4 Porque fuiste fortaleza para el débil, fortaleza para el pobre en
su
aprieto, parapeto contra el temporal, sombra contra el calor. Porque
el
aliento de los déspotas es como lluvia de invierno.
5 Como calor en sequedal humillarás el estrépito de los poderosos;
como el calor a la sombra de una nube, el himno de los déspotas se
debilitará.
6 Hará Yahveh Sebaot a todos los pueblos en este monte un convite de
manjares frescos, convite de buenos vinos: manjares de tuétanos, vinos
depurados;
7 consumirá en este monte el velo que cubre a todos los pueblos y la
cobertura que cubre a todos los gentes;
8 consumirá a la Muerte definitivamente. Enjugará el Señor Yahveh
las lágrimas de todos los rostros, y quitará el oprobio de su pueblo de sobre
toda la tierra, porque Yahveh ha hablado.
9 Se dirá aquel día: «Ahí tenéis a nuestro Dios: esperamos que nos
salve; éste es Yahveh en quien esperábamos; nos regocijamos y nos
alegramos por su salvación.»
10 Porque la mano de Yahveh reposará en este monte, Moab será
aplastado en su sitio como se aplasta la paja en el muladar.
11 Extenderá en medio de él sus manos como las extiende el nadador
al nadar, pero Yahveh abajará su altivez y el esfuerzo de sus manos.
12 La fortificación inaccesible de tus murallas derrocará, abajará, la
hará tocar la tierra, hasta el polvo.