2 y pondré en angustias a Ariel, y habrá llanto y gemido. Ella será
para mí un Ariel;
3 acamparé en círculo contra ti, estrecharé contra ti la estacada, y
levantaré contra ti trinchera;
4 serás abatida, desde la tierra hablarás, por el polvo será ahogada tu
palabra, tu voz será como un espectro de la tierra, y desde el
polvo tu
palabra será como un susurro.
5 Y será como polvareda fina la turba de tus soberbios, y como tamo
que pasa la turba de tus potentados. Sucederá que, de un momento a otro,
6 de parte de Yahveh Sebaot serás visitada con trueno, estrépito y
estruendo, turbión, ventolera y llama de fuego devoradora,
7 Será como un sueño, visión nocturna, la turba de todas las gentes
que guerrean contra Ariel, todas sus milicias y las máquinas de guerra que
la oprimen.
8 Será como cuando el hambriento sueña que está comiendo, pero
despierta y tiene el estómago vacío; como cuando el sediento sueña que está
bebiendo, pero se despierta cansado y sediento. Así será la turba de todas
las gentes, que guerrean contra el monte Sión.
9 Idiotizaos y quedad idiotas, cegaos y quedad ciegos; emborrachaos,
pero no de vino, tambaleaos, y no por el licor.
10 Porque ha vertido sobre vosotros Yahveh espíritu de sopor, he
pegado vuestros ojos (profetas) y ha cubierto vuestras cabezas (videntes).
11 Toda revelación será para vosotros como palabras de un libro
sellado, que da uno al que sabe leer diciendo: «Ea, lee eso»; y dice el otro:
«No puedo, porque está sellado»;
12 y luego pone el libro frente a quien no sabe leer, diciendo: «Ea, lee
eso»; y dice éste: «No sé leer»
13 Dice el Señor: Por cuanto ese pueblo se me ha allegado con su
boca, y me han honrado con sus labios, mientras que su corazón está lejos
de mí, y el temor que me tiene son preceptos enseñados por hombres,
14 por eso he aquí que yo sigo haciendo maravillas con ese pueblo,
haciendo portentosas maravillas; perderé la sabiduría de sus sabios, y
eclipsaré el entendimiento de sus entendidos.
15 Ay de los que se esconden de Yahveh para ocultar sus planes, y
ejecutan sus obras en las tinieblas, y dicen: «¿Quién nos ve, quién
nos
conoce?»
16 ¡Qué error el vuestro! ¿Es el alfarero como la arcilla, para que diga
la obra a su hacedor: «No me ha hecho», y la vasija diga de su alfarero: «No
entiende el oficio?»
17 ¿Acaso no falta sólo un poco, para que el Líbano se convierta en
vergel, y el vergel se considere una selva?