13 por eso será para vosotros esta culpa como brecha ruinosa en una
alta muralla, cuya quiebra sobrevendrá de un momento a otro,
14 y va a ser su quiebra como la de una vasija de alfarero, rota
sin
compasión, en la que al romperse no se encuentra una sola tejoleta bastante
grande para tomar fuego del hogar o para extraer agua del aljibe.
15 Porque así dice el Señor Yahveh, el Santo de Israel: «Por la
conversión y calma seréis liberados, en el sosiego y seguridad estará vuestra
fuerza.» Pero no aceptasteis,
16 sino que dijisteis: «No, huiremos a caballo.» ¡Pues, bien, huid! Y
17 Mil temblarán ante la amenaza de uno solo; ante la amenaza de
cinco huiréis, hasta que seáis dejados como mástil en la cúspide del monte y
como gallardete sobre una colina.
18 Sin embargo aguardará Yahveh para haceros gracia, y así se
levantará para compadeceros, porque Dios de equidad es Yahveh: ¡dichosos
todos los que en él esperan!
19 Sí, pueblo de Sión que habitas en Jerusalén, no llorarás ya más; de
cierto tendrá piedad de ti, cuando oiga tu clamor; en cuanto lo
oyere, te
responderá.
20 Os dará el Señor pan de asedio y aguas de opresión, y después no
será ya ocultado el que te enseña; con tus ojos verás al que te enseña,
21 y con tus oídos oirás detrás de ti estas palabras: «Ese es el camino,
id por él», ya sea a la derecha, ya a la izquierda.
22 Declararás impuro el revestimiento de tus ídolos de plata y el
ornato de tus imágenes fundidas en oro. Los rechazarás como
paño
inmundo: «¡Fuera de aquí!», les dirás.