3 No se cerrarán los ojos de los videntes, y los oídos de los que
escuchan percibirán;
4 el corazón de los alocados se esforzará en aprender, y la lengua de
los tartamudos hablará claro y ligero.
5 No se llamará ya noble al necio, ni al desaprensivo se le llamará
magnífico.
6 Porque el necio dice necedades y su corazón medita el mal, haciendo
impiedad y profiriendo contra Yahveh desatinos, dejando vacío el estómago
hambriento y privando de bebida al sediento.