2 El rey de Asur envió desde Lakís a Jerusalén, donde el rey Ezequías,
al copero mayor con un fuerte destacamento. Se colocó éste en el canal de
la alberca superior, que está junto al camino del campo del Batanero.
3 El mayordomo de palacio, Elyaquim, hijo de Jilquías, el secretario
Sebná y el heraldo Yoaj, hijo de Asaf, salieron donde él.
4 El copero mayor les dijo: «Decid a Ezequías: Así habla el gran rey,
el rey de Asur: ¿Qué confianza es ésa en la que fías?
5 Te has pensado que meras palabras de los labios son consejo y
bravura para la guerra. Pero ahora ¿en quién confías, que te has
rebelado
contra mí?
6 Mira: te has confiado al apoyo de esa caña rota, de Egipto, que
penetra y traspasa la mano del que se apoya sobre ella. Pues así es Faraón,
rey de Egipto, para todos los que confían en él.
7 Pero vais a decirme: “Nosotros confiamos en Yahveh nuestro Dios.”
¿No ha sido él, Ezequías, quien ha suprimido los altos y los
altares y ha
dicho a Judá y a Jerusalén: “Os postraréis delante de este altar?”
8 Pues apuesta ahora con mi señor, el rey de Asur: te daré dos mil
caballos si eres capaz de encontrarte jinetes para ellos.
9 ¿Cómo harías retroceder a uno solo de los más pequeños servidores
de mi señor? ¡Te fías de Egipto para tener carros y gentes de carro!
10 Y ahora ¿acaso he subido yo contra esta tierra para destruirla, sin
contar con Yahveh? Yahveh me ha dicho: “Sube contra esta tierra y
destrúyela.”»
11 Dijeron Elyaquim, Sebná y Yoaj al copero mayor: «Por favor,
háblanos a nosotros tus siervos en arameo, que lo entendemos; no nos
hables en lengua de Judá a oídos del pueblo que está sobre la muralla.»
12 El copero mayor dijo: «¿Acaso mi señor me ha enviado a decir
estas cosas a tu señor, o a ti, y no a los hombres que se encuentran sobre la
muralla, que tienen que comer sus excrementos y beber sus orinas con
vosotros?»
13 Se puso en pie el copero mayor y gritó con gran voz en lengua
judía, diciendo: «Escuchad las palabras del gran rey, el rey de Asur.
14 Así dice el rey: No os engañe Ezequías, porque no podrá libraros.
15 Que Ezequías no os haga confiar en Yahveh diciendo: “De cierto
nos librará Yahveh, y esta ciudad no será entregada en manos del rey de
Asur.”
16 No escuchéis a Ezequías, porque así dice el rey de Asur: Haced
paces conmigo, rendíos a mí, y comerá cada uno de su viña y de su higuera,
y beberá cada uno de su cisterna,
17 hasta que yo llegue y os lleve a una tierra como vuestra tierra, tierra
de trigo y de mosto, tierra de pan y de viñas.
18 Que no os engañe Ezequías, diciendo: “Yahveh nos librará.”
¿Acaso los dioses de las naciones han librado cada uno a su tierra
de la
mano del rey de Asur?
19 ¿Dónde están los dioses de Jamat y de Arpad, dónde los dioses de
Sefarváyim, dónde están los dioses de Samaría? ¿Acaso han librado a
Samaría de mi mano?
20 ¿Quiénes, de entre todos los dioses de los países, los han librado de
mi poder, para que libre Yahveh a Jerusalén de mi mano?»