34 Volverá por la ruta que ha traído. No entrará en esta ciudad,
oráculo de Yahveh.
35 Yo protegeré a esta ciudad para salvarla, por quien soy y por mi
siervo David.»
36 Aquella misma noche salió el Angel de Yahveh e hirió en el
campamento asirio a ciento ochenta y cinco mil hombres; a la hora de
despertarse, por la mañana, no había más que cadáveres.
37 Senaquerib, rey de Asiria, partió y, volviéndose, se quedó en
Nínive.
38 Y sucedió que estando él postrado en el templo de su dios Nisrok,
sus hijos Adrammélek y Saréser le mataron a espada y se pusieron a salvo
en el país de Ararat. Su hijo Asarjaddón reinó en su lugar.