2 Se alegró Ezequías por ello y enseñó a los enviados su cámara del
tesoro, la plata, el oro, los aromas, el aceite precioso, su arsenal
y todo
cuanto había en los tesoros; no hubo nada que Ezequías no les mostrara en
su casa y en todo su dominio.
3 Entonces el profeta Isaías fue donde el rey Ezequías y le dijo: «¿Qué
han dicho esos hombres y de dónde han venido a ti?» Respondió Ezequías:
«Han venido de un país lejano, de Babilonia.»
4 Dijo: «¿Qué han visto en tu casa?» Respondió Ezequías: «Han visto
cuanto hay en mi casa; nada hay en los tesoros que no les haya enseñado.»
5 Dijo Isaías a Ezequías: «Escucha la palabra de Yahveh Sebaot:
6 Vendrán días en que todo cuanto hay en tu casa y cuanto reunieron
tus padres hasta el día de hoy, será llevado a Babilonia; nada quedará, dice
Yahveh.
7 Y se tomará de entre tus hijos, los que han salido de ti, los que has
engendrado, para que sean eunucos en el palacio del rey de Babilonia.»