10 No temas, que contigo estoy yo; no receles, que yo soy tu Dios. Yo
te he robustecido y te he ayudado, y te tengo asido con mi diestra justiciera.
11 ¡Oh! Se avergonzarán y confundirán todos los abrasados en ira
contra ti. Serán como nada y perecerán los que buscan querella.
12 Los buscarás y no los hallarás a los que disputaban contigo. Serán
como nada y nulidad los que te hacen la guerra.
13 Porque yo, Yahveh tu Dios, te tengo asido por la diestra. Soy yo
quien te digo: «No temas, yo te ayudo.»
14 No temas, gusano de Jacob, gente de Israel: yo te ayudo - oráculo
de Yahveh - y tu redentor es el Santo de Israel.
15 He aquí que te he convertido en trillo nuevo, de dientes dobles.
Triturarás los montes y los desmenuzarás, y los cerros convertirás en tamo.
16 Los beldarás, y el viento se los llevará, y una ráfaga los dispersará.
Y tú te regocijarás en Yahveh, en el Santo de Israel te gloriarás.
17 Los humildes y los pobres buscan agua, pero no hay nada. La
lengua se les secó de sed. Yo, Yahveh, les responderé, Yo, Dios de Israel,
no los desampararé.
18 Abriré sobre los calveros arroyos y en medio de las barrancas
manantiales. Convertiré el desierto en lagunas y la tierra árida en hontanar
de aguas.