2 ¿Quién ha suscitado de Oriente a aquel a quien la justicia sale
al
paso? ¿Quién le entrega las naciones, y a los reyes abaja? Conviértelos en
polvo su espada, en paja dispersa su arco;
3 les persigue, pasa incólume, el sendero con sus pies no toca.
4 ¿Quién lo realizó y lo hizo? El que llama a las generaciones desde el
principio: yo, Yahveh, el primero, y con los últimos yo mismo.
5 Ved, islas, y temed; confines de la tierra, y temblad. Acercaos y
venid.
6 El uno ayuda al otro y dice a su colega: «¡Animo!»
7 Anima el fundidor al orfebre, el que pule a martillo al que bate en el
yunque, diciendo de la soldadura: «Está bien.» Y fija el ídolo con
clavos
para que no se mueva.
8 Y tú, Israel, siervo mío, Jacob, a quien elegí, simiente de mi amigo
Abraham;
9 que te así desde los cabos de la tierra, y desde lo más remoto
te
llamé y te dije: «Siervo mío eres tú, te he escogido y no te he rechazado»:
10 No temas, que contigo estoy yo; no receles, que yo soy tu Dios. Yo
te he robustecido y te he ayudado, y te tengo asido con mi diestra justiciera.
11 ¡Oh! Se avergonzarán y confundirán todos los abrasados en ira
contra ti. Serán como nada y perecerán los que buscan querella.
12 Los buscarás y no los hallarás a los que disputaban contigo. Serán
como nada y nulidad los que te hacen la guerra.
13 Porque yo, Yahveh tu Dios, te tengo asido por la diestra. Soy yo
quien te digo: «No temas, yo te ayudo.»