8 Y tú, Israel, siervo mío, Jacob, a quien elegí, simiente de mi amigo
Abraham;
9 que te así desde los cabos de la tierra, y desde lo más remoto
te
llamé y te dije: «Siervo mío eres tú, te he escogido y no te he rechazado»:
10 No temas, que contigo estoy yo; no receles, que yo soy tu Dios. Yo
te he robustecido y te he ayudado, y te tengo asido con mi diestra justiciera.
11 ¡Oh! Se avergonzarán y confundirán todos los abrasados en ira
contra ti. Serán como nada y perecerán los que buscan querella.