10 Vosotros sois mis testigos - oráculo de Yahveh - y mi siervo a
quien elegí, para que me conozcáis y me creáis a mí mismo, y entendáis que
yo soy: Antes de mí no fue formado otro dios, ni después de mí lo habrá.
11 Yo, yo soy Yahveh, y fuera de mí no hay salvador.
12 Yo lo he anunciado, he salvado y lo he hecho saber, y no hay entre
vosotros ningún extraño. Vosotros sois mis testigos - oráculo de Yahveh - y
yo soy Dios;
13 yo lo soy desde siempre, y no hay quien libre de mi mano. Yo lo
tracé, y ¿quién lo revocará?
14 Así dice Yahveh que os ha rescatado, el Santo de Israel. Por
vuestra causa he enviado a hacer caer todos sus cerrojos de las prisiones de
Babilonia, y se volverán en ayes los hurras de los caldeos
15 Yo, Yahveh vuestro Santo, el creador de Israel, vuestro Rey.
16 Así dice Yahveh, que trazó camino en el mar, y vereda en aguas
impetuosas.
17 El que hizo salir carros y caballos a una con poderoso ejército; a
una se echaron para no levantarse, se apagaron, como mecha
se
extinguieron.
18 ¿No os acordáis de lo pasado, ni caéis en la cuenta de lo antiguo?
19 Pues bien, he aquí que yo lo renuevo: ya está en marcha, ¿no
lo
reconocéis? Sí, pongo en el desierto un camino, ríos en el páramo.
20 Las bestias del campo me darán gloria, los chacales y
las
avestruces, pues pondré agua en el desierto (y ríos en la soledad) para dar
de beber a mi pueblo elegido.
21 El pueblo que yo me he formado contará mis alabanzas.
22 Tú no me has invocado, Jacob, porque te has fatigado de mí, Israel.
23 No me has traído tus ovejas en holocausto ni me has honrado con
tus sacrificios. No te obligué yo a servirme con oblación ni te he fatigado a
causa del incienso.
24 No me has comprado cañas con dinero ni con la grasa de tus
sacrificios me has saciado; hasta me has convertido en siervo con tus
pecados, y me has cansado con tus iniquidades.