6 Sacan el oro de sus bolsas, pesan la plata en la balanza, y pagan a un
orfebre para que les haga un dios, al que adoran y ante el cual se postran.
7 Se lo cargan al hombro y lo transportan, lo colocan en su sitio y allí
se queda. No se mueve de su lugar. Hasta llegan a invocarle, mas no
responde, no salva de la angustia.
8 Recordad esto y sed hombres, tened seso, rebeldes,
9 recordad lo pasado desde antiguo, pues yo soy Dios y no hay ningún
otro, yo soy Dios, no hay otro como yo.
10 Yo anuncio desde el principio lo que viene después y desde el
comienzo lo que aún no ha sucedido. Yo digo: Mis planes se realizarán y
todos mis deseos llevaré a cabo.
11 Yo llamo del Oriente un ave rapaz de un país lejano al hombre en
quien pensé. Tal como lo he dicho, así se cumplirá; como lo he planeado,
así lo haré.
12 Escuchadme vosotros, los que habéis perdido el corazón, los que
estáis alejados de lo justo.