Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Isaías 47, 4-14

4 Nuestro redentor, cuyo nombre es Yahveh Sebaot, el Santo de Israel,

dice:


5 Siéntate en silencio y entra en la tiniebla, hija de los caldeos, que ya
no se te volverá a llamar señora de reinos.

6 Irritado estaba yo contra mi pueblo, había profanado mi heredad y
en tus manos los había entregado; pero tú no tuviste piedad de ellos; hiciste
caer pesadamente tu yugo sobre el anciano.

7 Tú decías: «Seré por siempre la señora eterna.» No has meditado
esto en tu corazón no te has acordado de su fin.

8 Pero ahora, voluptuosa, escucha esto, tú que te sientas en seguro y te
dices en tu corazón: «¡Yo, y nadie más! No seré viuda, ni sabré lo que es
carecer de hijos.»

9 Estas dos desgracias vendrán sobre ti en un instante, en el mismo
día. Carencia de hijos y viudez caerán súbitamente sobre ti, a pesar de tus
numerosas hechicerías y del poder de tus muchos sortilegios.

10 Te sentías segura en tu maldad, te decías: «Nadie me ve.» Tu
sabiduría y tu misma ciencia te han desviado. Dijiste en tu corazón: «¡Yo, y
nadie más!»

11 Vendrá sobre ti una desgracia que no sabrás conjurar; caerá sobre ti
un desastre que no podrás evitar. Vendrá sobre ti súbitamente
una
devastación que no sospechas.

12 ¡Quédate, pues, con tus sortilegios y tus muchas hechicerías con
que te fatigas desde tu juventud! ¿Te podrán servir de algo? ¿Acaso harás
temblar?

13 Te has cansado de tus planes. Que se presenten, pues, y que te
salven los que describen los cielos, los que observan las estrellas y hacen
saber, en cada mes, lo que te sucederá.

14 Mira, ellos serán como tamo que el fuego quemará. No librarán sus
vidas del poder de las llamas. No serán brasas para el pan ni llama ante la
cual sentarse.