5 Ahora, pues, dice Yahveh, el que me plasmó desde el seno materno
para siervo suyo, para hacer que Jacob vuelva a él, y que Israel se le una.
Mas yo era glorificado a los ojos de Yahveh, mi Dios era mi fuerza.
6 «Poco es que seas mi siervo, en orden a levantar las tribus de Jacob,
y de hacer volver los preservados de Israel. Te voy a poner por luz de las
gentes, para que mi salvación alcance hasta los confines de la tierra.»
7 Así dice Yahveh, el que rescata a Israel, el Santo suyo, a aquel cuya
vida es despreciada, y es abominado de las gentes, al esclavo de los
dominadores: Veránlo reyes y se pondrán en pie, príncipes y se postrarán
por respeto a Yahveh, que es leal, al Santo de Israel, que te ha elegido.
8 Así dice Yahveh: En tiempo favorable te escucharé, y en día nefasto
te asistiré. Yo te formé y te he destinado a ser alianza del
pueblo, para
levantar la tierra, para repartir las heredades desoladas,