24 Tal devora las espigas una lengua de fuego y el heno en llamas se
derrumba: la raíz de ellos será como podre, y su flor subirá como
tamo.
Pues recusaron la enseñanza de Yahveh Sebaot y despreciaron el dicho del
Santo de Israel.
25 Por eso se ha encendido la ira de Yahveh contra su pueblo,
extendió su mano sobre él y le golpeó. Y mató a los príncipes: sus
cadáveres yacían como basura en medio de las calles. Con todo eso, no se
ha calmado su ira, y aún sigue extendida su mano.
26 Iza bandera a un pueblo desde lejos y le silba desde los confines de
la tierra: vedlo aquí, rápido, viene ligero.
27 No hay en él quien se canse y tropiece, quien se duerma y se
amodorre; nadie se suelta el cinturón de los lomos, ni se rompe la correa de
su calzado.
28 Sus saetas son agudas y todos sus arcos están tensos. Los cascos de
sus caballos semejan pedernal y sus ruedas, torbellino.
29 Tiene un rugido como de leona, ruge como los cachorros, brama y
agarra la presa, la arrebata, y no hay quien la libre.
30 Bramará contra él aquel día como el bramido del mar, y oteará la
tierra, y habrá densa oscuridad, pues la luz se habrá oscurecido en la espesa
tiniebla.