3 Yo visto los cielos de crespón y los cubro de sayal.
4 El Señor Yahveh me ha dado lengua de discípulo, para que haga
saber al cansado una palabra alentadora. Mañana tras mañana despierta mi
oído, para escuchar como los discípulos;
5 el Señor Yahveh me ha abierto el oído. Y yo no me resistí, ni me
hice atrás.
6 Ofrecí mis espaldas a los que me golpeaban, mis mejillas a los que
mesaban mi barba. Mi rostro no hurté a los insultos y salivazos.
7 Pues que Yahveh habría de ayudarme para que no fuese insultado,
por eso puse mi cara como el pedernal, a sabiendas de que no
quedaría
avergonzado.
8 Cerca está el que me justifica: ¿quién disputará conmigo?
Presentémonos juntos: ¿quién es mi demandante? ¡que se llegue a mí!