2 Creció como un retoño delante de él, como raíz de tierra árida. No
tenía apariencia ni presencia; (le vimos) y no tenía aspecto que pudiésemos
estimar.
3 Despreciable y desecho de hombres, varón de dolores y sabedor de
dolencias, como uno ante quien se oculta el rostro, despreciable, y
no le
tuvimos en cuenta.
4 ¡Y con todo eran nuestras dolencias las que él llevaba y nuestros
dolores los que soportaba! Nosotros le tuvimos por azotado, herido de Dios
y humillado.
5 El ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas.
El soportó el castigo que nos trae la paz, y con sus cardenales hemos sido
curados.
6 Todos nosotros como ovejas erramos, cada uno marchó por su
camino, y Yahveh descargó sobre él la culpa de todos nosotros.