8 Detrás de la puerta y de la jamba pusiste tu memorial. Sí, te
desnudaste, subiste, y no conmigo, a tu lecho, y lo extendiste. Llegaste a un
acuerdo con aquellos con quienes te plugo acostarte, mirando
el
monumento.
9 Te has acercado con aceite para Mélek, multiplicaste tus aromas.
Enviaste a tus emisarios muy lejos, y los hiciste bajar hasta el seol.
10 De tanto caminar te cansaste, pero sin decir: «Me rindo.» Hallaste
el vigor de tu mano, y así no quedaste debilitada.
11 Pues bien, ¿de quién te asustaste y tuviste miedo, que fuiste
embustera, y de mí no te acordaste, no hiciste caso de ello? ¿No
es que
porque me callé desde siempre, a mí no me temiste?