Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Isaías 64, 3-11

3 Nunca se oyó. No se oyó decir, ni se escuchó, ni ojo vio a un Dios,
sino a ti, que tal hiciese para el que espera en él.

4 Te haces encontradizo de quienes se alegran y practican justicia y
recuerdan tus caminos. He aquí que estuviste enojado, pero es que fuimos
pecadores; estamos para siempre en tu camino y nos salvaremos.

5 Somos como impuros todos nosotros, como paño inmundo todas
nuestras obras justas. Caímos como la hoja todos nosotros, y nuestras
culpas como el viento nos llevaron.

6 No hay quien invoque tu nombre, quien se despierte para asirse a ti.
Pues encubriste tu rostro de nosotros, y nos dejaste a merced de
nuestras
culpas.

7 Pues bien, Yahveh, tú eres nuestro Padre. Nosotros la arcilla, y tú
nuestro alfarero, la hechura de tus manos todos nosotros.

8 No te irrites, Yahveh, demasiado, ni para siempre recuerdes la culpa.

Ea, mira, todos nosotros somos tu pueblo.


9 Tus ciudades santas han quedado desiertas, Sión desierta ha
quedado, Jerusalén desolada.

10 Nuestra Casa santa y gloriosa, en donde te alabaron nuestros
padres, ha parado en hoguera de fuego, y todas nuestras cosas más queridas
han parado en ruinas.

11 ¿Es que ante esto te endurecerás, Yahveh, callarás y nos humillarás
sin medida?