3 Nunca se oyó. No se oyó decir, ni se escuchó, ni ojo vio a un Dios,
sino a ti, que tal hiciese para el que espera en él.
4 Te haces encontradizo de quienes se alegran y practican justicia y
recuerdan tus caminos. He aquí que estuviste enojado, pero es que fuimos
pecadores; estamos para siempre en tu camino y nos salvaremos.