Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Isaías 65, 3-16

3 pueblo que me irrita en mi propia cara de continuo, que sacrifican en
los jardines y queman incienso sobre ladrillos;

4 que habitan en tumbas y en antros hacen noche; que comen carne de
cerdo y bazofia descompuesta en sus cacharros;

5 los que dicen: «Quédate ahí, no te llegues a mí, que te santificaría.»
Estos son humo en mi nariz, fuego que abrasa siempre.

6 Mirad que está escrito delante de mí: no callaré hasta no haber
puesto su paga en su seno,

7 la de vuestras culpas y las de vuestros padres juntamente - dice
Yahveh - que quemaron incienso en los montes y en las colinas me
afrentaron; pero yo voy a medirles la paga de su obra y se la pondré en su
seno.

8 Así dice Yahveh: Como cuando se encuentra mosto en el racimo y
se dice: «No lo eches a perder, porque es una bendición», así haré yo por
amor de mis siervos, evitando destruirlos a todos.

9 Sacaré de Jacob simiente y de Judá heredero de mis montes; los
heredarán mis elegidos y mis siervos morarán allí.

10 Sarón será majada de ovejas y el valle de Akor corral de vacas para
mi pueblo, los que me buscaron.

11 Mas vosotros, los que abandonáis a Yahveh, los que olvidáis mi
monte santo, los que ponéis una mesa a Gad y llenáis una copa a Mení,

12 Yo os destino a la espada y todos vosotros caeréis degollados,
porque os llamé y no respondisteis, hablé y no oísteis, sino que hicisteis lo
que me desagrada, y lo que no me gusta elegisteis.

13 Por tanto, así dice el Señor Yahveh: Mirad que mis siervos
comerán, mas vosotros tendréis hambre; mirad que mis siervos beberán,
mas vosotros tendréis sed; mirad que mis siervos se alegrarán, mas vosotros
padeceréis vergüenza;

14 mirad que mis siervos cantarán con corazón dichoso, mas vosotros
gritaréis con corazón triste, y con espíritu quebrantado gemiréis.


15 Dejaréis vuestro nombre a mis elegidos para que sirva de
imprecación: «¡Así te haga morir el Señor Yahveh...!», pero a sus siervos
les dará un nombre nuevo

16 tal que, quien desee ser bendecido en la tierra, deseará serlo en el
Dios del Amén, y quien jurare en la tierra, jurará en el Dios del
Amén;
cuando se hayan olvidado las angustias primeras, y cuando estén ocultas a
mis ojos.