11 de modo que maméis y os hartéis del seno de sus consuelos, de
modo que chupéis y os deleitéis de los pechos de su gloria.
12 Porque así dice Yahveh: Mirad que yo tiendo hacia ella, como río
la paz, y como raudal desbordante la gloria de las
naciones, seréis
alimentados, en brazos seréis llevados y sobre las rodillas
seréis
acariciados.
13 Como uno a quien su madre le consuela, así yo os consolaré (y por
Jerusalén seréis consolados).
14 Al verlo se os regocijará el corazón, vuestros huesos como el
césped florecerán, la mano de Yahveh se dará a conocer a sus siervos, y su
enojo a sus enemigos.
15 Pues he aquí que Yahveh en fuego viene y como torbellino son sus
carros, para desfogar su cólera con ira y su amenaza con llamas de fuego.
16 Porque con fuego Yahveh va a juzgar y con su espada a toda
carne, y serán muchas las víctimas de Yahveh.
17 Los que se consagran y los que se purifican en los jardines, detrás
de uno que está en medio, que comen carne de cerdo, cosas inmundas y de
rata, a una serán eliminados con sus acciones y sus pensamientos, - oráculo
de Yahveh -.
18 Yo vengo a reunir a todas las naciones y lenguas; vendrán y verán
mi gloria.
19 Pondré en ellos señal y enviaré de ellos algunos escapados a las
naciones: a Tarsis, Put y Lud, Mések, Ros, Túbal, Yaván; a las islas
remotas que no oyeron mi fama ni vieron mi gloria. Ellos anunciarán
mi
gloria a las naciones.
20 Y traerán a todos vuestros hermanos de todas las naciones como
oblación a Yahveh - en caballos, carros, literas, mulos y dromedarios - a mi
monte santo de Jerusalén - dice Yahveh - como traen los hijos de Israel la
oblación en recipiente limpio a la Casa de Yahveh.
21 Y también de entre ellos tomaré para sacerdotes y levitas - dice
Yahveh.
22 Porque así como los cielos nuevos y la tierra nueva que yo hago
permanecen en mi presencia - oráculo de Yahveh - así permanecerá vuestra
raza y vuestro nombre.