5 Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes
que nacieses, te tenía consagrado: yo profeta de las naciones te constituí.
6 Yo dije: «¡Ah, Señor Yahveh! Mira que no sé expresarme, que soy
un muchacho.»
7 Y me dijo Yahveh: No digas: «Soy un muchacho», pues
adondequiera que yo te envíe irás, y todo lo que te mande dirás.
8 No les tengas miedo, que contigo estoy yo para salvarte - oráculo de
Yahveh -.
9 Entonces alargó Yahveh su mano y tocó mi boca. Y me dijo
Yahveh: Mira que he puesto mis palabras en tu boca.
10 Desde hoy mismo te doy autoridad sobre las gentes y sobre los
reinos para extirpar y destruir, para perder y derrocar, para
reconstruir y
plantar.
11 Entonces me fue dirigida la palabra de Yahveh en estos términos:
«¿Qué estás viendo, Jeremías?» «Una rama de almendro estoy viendo.»
12 Y me dijo Yahveh: «Bien has visto. Pues así soy yo, velador de mi
palabra para cumplirla.»
13 Nuevamente me fue dirigida la palabra de Yahveh en estos
términos: «¿Qué estás viendo?» «Un puchero hirviendo estoy viendo, que
se vuelca de norte a sur.»