17 Pero si no le oyereis, en silencio llorará mi alma por ese orgullo, y
dejarán caer mi ojos lágrimas, y verterán copiosas lágrimas, porque va
cautiva la grey de Yahveh.
18 Di al rey y a la Gran Dama: Humillaos, sentaos, porque ha caído de
vuestras cabezas vuestra diadema preciosa.
19 Las ciudades del Négueb están cercadas, y no hay quien abra. Todo
Judá es deportado, deportado en masa.
20 Alza tus ojos, Jerusalén, y mira a los que vienen del norte. ¿Dónde
está la grey que se te dio, tus preciosas ovejas?
21 ¿Qué dirás cuando te visiten con autoridad sobre ti? Pues lo que tú
les enseñabas a hacer sobre ti eran caricias. ¿No te acometerán
dolores
como de parturienta?
22 Pero acaso digas en tus adentros: «¿Por qué me ocurren estas
cosas?» Por tu gran culpa han sido alzadas tus faldas y han sido forzados
tus calcañales.