25 Esa es tu suerte, el tanto por tu medida que te toca de mi parte -
oráculo de Yahveh -: por cuanto que me olvidaste y te fiaste de la Mentira.
26 Pues también yo te he levantado las faldas sobre tu rostro, y se ha
visto tu indecencia.
27 ¡Ah, tus adulterios y tus relinchos, la bajeza de tu prostitución!
Sobre los altos, por la campiña he visto tus Monstruos abominables. ¡Ay de
ti, Jerusalén, que no estás pura! ¿Hasta cuándo todavía...?