26 Pues también yo te he levantado las faldas sobre tu rostro, y se ha
visto tu indecencia.
27 ¡Ah, tus adulterios y tus relinchos, la bajeza de tu prostitución!
Sobre los altos, por la campiña he visto tus Monstruos abominables. ¡Ay de
ti, Jerusalén, que no estás pura! ¿Hasta cuándo todavía...?