9 Mal lo pasó la madre de siete hijos: exhalaba el alma, se puso su sol
siendo aún de día, se avergonzó y se abochornó. Y lo que queda de ellos, a
la espada voy a entregarlo delante de sus enemigos - oráculo de Yahveh -.
10 ¡Ay de mí, madre mía, porque me diste a luz varón discutido y
debatido por todo el país! Ni les debo, ni me deben, ¡pero todos me
maldicen!
11 Di, Yahveh, si no te he servido bien: intercedí ante ti por mis
enemigos en el tiempo de su mal y de su apuro.
12 ¿Se mella el hiero, el hierro del norte, y el bronce?
13 Tu haber y tus tesoros al pillaje voy a dar gratis, por todos
tus
pecados en todas tus fronteras,
14 y te haré esclavo de tus enemigos en un país que no conoces,
porque un fuego ha saltado en mi ira que sobre vosotros estará encendido.
15 Tú lo sabes. Yahveh, acuérdate de mí, visítame y véngame de mis
perseguidores. No dejes que por alargarse tu ira sea yo arrebatado. Sábelo:
he soportado por ti el oprobio.
16 Se presentaban tus palabras, y yo las devoraba; era tu palabra para
mí un gozo y alegría de corazón, porque se me llamaba por tu Nombre
Yahveh, Dios Sebaot.
17 No me senté en peña de gente alegre y me holgué: por obra tuya,
solitario me senté, porque de rabia me llenaste.
18 ¿Por qué ha resultado mi penar perpetuo, y mi herida irremediable,
rebelde a la medicina? ¡Ay! ¿serás tú para mí como un espejismo, aguas no
verdaderas?
19 Entonces Yahveh dijo así: Si te vuelves por que yo te haga volver,
estarás en mi presencia; y si sacas lo precioso de lo vil, serás como mi boca.
Que ellos se vuelvan a ti, y no tú a ellos.