Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Jeremías 17, 2-22

2 así, recordarán sus hijos sus aras y sus cipos cabe los árboles
frondosos, sobre los oteros altos,

3 mi monte, en la campiña. Tu haber y todos tus tesoros al pillaje voy
a dar, en pago por todos tus pecados de los altos, en todas tus fronteras.

4 Tendrás que deshacerte de tu heredad que yo te di, y te haré esclavo
de tus enemigos en un país que no conoces, porque un fuego ha saltado en
mi ira que para siempre estará encendido.

5 Así dice Yahveh: Maldito sea aquel que fía en hombre, y hace de la
carne su apoyo, y de Yahveh se aparta en su corazón.

6 Pues es como el tamarisco en la Arabá, y no verá el bien cuando
viniere. Vive en los sitios quemados del desierto, en saladar inhabitable.

7 Bendito sea aquel que fía en Yahveh, pues no defraudará Yahveh su
confianza.

8 Es como árbol plantado a las orillas del agua, que a la orilla de la
corriente echa sus raíces. No temerá cuando viene el calor, y estará
su
follaje frondoso; en año de sequía no se inquieta ni se retrae de dar fruto.

9 El corazón es lo más retorcido; no tiene arreglo: ¿quién lo conoce?
10 Yo, Yahveh, exploro el corazón, pruebo los riñones, para dar a

cada cual según su camino, según el fruto de sus obras.

11 La perdiz incuba lo que no ha puesto; así es el que hace dinero,
mas no con justicia: en mitad de sus días lo ha de dejar y a la
postre
resultará un necio.

12 Solio de Gloria, excelso desde el principio, es el lugar de nuestro
santuario...

13 Esperanza de Israel, Yahveh: todos los que te abandonan serán
avergonzados, y los que se apartan de ti, en la tierra serán
escritos, por
haber abandonado el manantial de aguas vivas, Yahveh.

14 Cúrame, Yahveh, y sea yo curado; sálvame, y sea yo salvo, pues mi
prez eres tú.

15 Mira que ellos me dicen: «¿Dónde está la palabra de Yahveh?

¡vamos, que venga!»

16 Yo nunca te apremié a hacer daño; el día irremediable no he
anhelado; tú lo sabes: lo salido de mis labios enfrente de tu faz ha estado.

17 No seas para mí espanto, ¡oh tú, mi amparo en el día aciago!


18 Avergüéncense mis perseguidores, y no me avergüence yo;
espántense ellos, y no me espante yo. Trae sobre ellos el día aciago, y con
doble quebrantamiento quebrántalos.

19 Yahveh me dijo así: Ve y te paras a la puerta de los Hijos del
pueblo, por la que entran los reyes de Judá y por la que salen, y asimismo
en todas las puertas de Jerusalén,

20 y les dices: Oíd la palabra de Yahveh, reyes de Judá, y todo Judá y
los habitantes de Jerusalén que entráis por estas puertas.

21 Así dice Yahveh: «Guardaos, por vida vuestra, de llevar carga en
día de sábado y meterla por las puertas de Jerusalén.

22 No saquéis tampoco carga de vuestras casas en sábado, ni hagáis
trabajo alguno, antes bien santificad el sábado como mandé a
vuestros
padres.