1 Entonces Yahveh dijo a Jeremías: Ve y compras un jarro de
cerámica; tomas contigo a algunos ancianos del pueblo y
algunos
sacerdotes,
2 sales al valle de Ben Hinnom, a la entrada de la puerta de las
Tejoletas, y pregonas allí las palabras que voy a decirte.
3 Dirás: Oíd la palabra de Yahveh, reyes de Judá y habitantes de
Jerusalén. Así dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel: «He aquí que
yo
traigo sobre este lugar una desgracia, que a todo el que la oyere le zumbarán
los oídos.
4 Porque me han dejado, han hecho extraño este lugar y han incensado
en él a otros dioses que ni ellos ni sus padres conocían. Los reyes de Judá
han llenado este lugar de sangre de inocentes,
5 y han construido los altos de Baal para quemar a sus hijos en el
fuego, en holocausto a Baal, - lo que no les mandé ni les dije ni me pasó por
las mientes -.
6 Por tanto, he aquí que vienen días - oráculo de Yahveh - en que no
se hablará más de Tofet ni del valle de Ben Hinnom, sino del “Valle de la
Matanza”.
7 Vaciaré la prudencia de Judá y Jerusalén a causa de este lugar: les
haré caer a espada ante sus enemigos por mano de los que busquen
su
muerte; daré sus cadáveres por comida a las aves del cielo y a las bestias de
la tierra,
8 y convertiré esta ciudad en desolación y en rechifla: todo el que pase
a su vera se quedará atónito y silbará en vista de sus heridas.
9 Les haré comer la carne de sus hijos y la carne de sus hijas, y
comerán cada uno la carne de su prójimo, en el aprieto y la estrechez con
que les estrecharán sus enemigos y los que busquen su muerte.»