2 «Ea, consulta de nuestra parte a Yahveh, porque el rey de Babilonia,
Nabucodonosor, nos ataca. A ver si nos hace Yahveh un milagro de los
suyos, y aquél se retira de encima de nosotros.»
3 Díjoles Jeremías: «Así diréis a Sedecías:
4 Esto dice Yahveh, el Dios de Israel: Mirad que yo hago rebotar las
armas que tenéis en las manos y con las que os batís contra el
rey de
Babilonia y contra los caldeos que os cercan extramuros, y las amontonaré
en medio de esta ciudad.
5 Yo voy a batirme contra vosotros con mano fuerte y tenso brazo,
con ira, con cólera y con encono grande.
6 Heriré a los habitantes de esta ciudad, hombres y bestias, con una
gran peste; ¡morirán!
7 Y tras de esto - oráculo de Yahveh - entregaré al rey de Judá,
Sedecías, a sus siervos y al pueblo que en esta ciudad quedare de la peste,
de la espada y del hambre, en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia,
y en manos de sus enemigos y de los que buscan su muerte. El los herirá a
filo de espada. No les dará cuartel, ni les tendrá clemencia ni lástima.»