4 Esto dice Yahveh, el Dios de Israel: Mirad que yo hago rebotar las
armas que tenéis en las manos y con las que os batís contra el
rey de
Babilonia y contra los caldeos que os cercan extramuros, y las amontonaré
en medio de esta ciudad.
5 Yo voy a batirme contra vosotros con mano fuerte y tenso brazo,
con ira, con cólera y con encono grande.
6 Heriré a los habitantes de esta ciudad, hombres y bestias, con una
gran peste; ¡morirán!
7 Y tras de esto - oráculo de Yahveh - entregaré al rey de Judá,
Sedecías, a sus siervos y al pueblo que en esta ciudad quedare de la peste,
de la espada y del hambre, en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia,
y en manos de sus enemigos y de los que buscan su muerte. El los herirá a
filo de espada. No les dará cuartel, ni les tendrá clemencia ni lástima.»
8 Y a ese pueblo le dirás: «Así dice Yahveh: Mirad que yo os
propongo el camino de la vida y el camino de la muerte.
9 Quien se quede en esta ciudad, morirá de espada, de hambre y de
peste. El que salga y caiga en manos de los caldeos que os cercan, vivirá, y
eso saldrá ganando.
10 Porque me he fijado en esta ciudad para su daño, no para su bien -
oráculo de Yahveh -: será puesta en manos del rey de Babilonia, que
la
incendiará.»
11 A la casa real de Judá. ¡Oíd la palabra de Yahveh,
12 casa de David! Así dice Yahveh: Haced justicia cada mañana, y
salvad al oprimido de mano del opresor, so pena de que brote como fuego
mi cólera, y arda y no haya quien apague, a causa de vuestras malas
acciones.