16 «- Juzgó la causa del cuitado y del pobrecillo.» - Pues mejor. ¿No
es esto conocerme? - oráculo de Yahveh -.
17 Pero tus ojos y tu corazón no están más que a tu granjería, - ¡Y a la
sangre inocente! - Para verterla. - ¡Y al atropello y al entuerto! - Para hacer
tú lo propio.