19 Porque luego de desviarme, me arrepiento, y luego de darme
cuenta, me golpeo el pecho, me avergüenzo y me confundo luego, porque
aguanto el oprobio de mi mocedad.»
20 ¿Es un hijo tan caro para mí Efraím, o niño tan mimado, que tras
haberme dado tanto que hablar, tenga que recordarlo todavía? Pues, en
efecto, se han conmovido mis entrañas por él; ternura hacia él no
ha de
faltarme - oráculo de Yahveh -.
21 Plántate hitos, ponte jalones de ruta, presta atención a la calzada al
camino que anduviste. Vuelve, virgen de Israel, vuelve a estas ciudades.