Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Jeremías 31, 5-36

5 Aún volverás a plantar viñas en los montes de Samaría: (plantarán
los plantadores, y disfrutarán).

6 Pues habrá un día en que griten los centinelas en la montaña de
Efraím: «¡Levantaos y subamos a Sión, adonde Yahveh, el Dios nuestro!»

7 Pues así dice Yahveh: Dad hurras por Jacob con alegría, y gritos por
la capital de las naciones; hacedlo oír, alabad y decid: «¡Ha salvado Yahveh
a su pueblo, al Resto de Israel!»

8 Mirad que yo los traigo del país del norte, y los recojo de los
confines de la tierra. Entre ellos, el ciego y el cojo, la preñada y la parida a
una. Gran asamblea vuelve acá.


9 Con lloro vienen y con súplicas los devuelvo, los llevo a arroyos de
agua por camino llano, en que no tropiecen. Porque yo soy para Israel un
padre, y Efraím es mi primogénito.

10 Oíd la palabra de Yahveh, naciones, y anunciad por las islas a lo
lejos, y decid: «El que dispersó a Israel le reunirá y le guardará
cual un
pastor su hato.»

11 Porque ha rescatado Yahveh a Jacob, y le ha redimido de la mano
de otro más fuerte.

12 Vendrán y darán hurras en la cima de Sión y acudirán al regalo de
Yahveh: al grano, al mosto, y al aceite virgen, a las crías de
ovejas y de
vacas, y será su alma como huerto empapado, no volverán a estar ya
macilentos.

13 Entonces se alegrará la doncella en el baile, los mozos y los viejos
juntos, y cambiaré su duelo en regocijo, y les consolaré y alegraré
de su
tristeza;

14 empaparé el alma de los sacerdotes de grasa, y mi pueblo de mi
regalo se hartará - oráculo de Yahveh -.

15 Así dice Yahveh: En Ramá se escuchan ayes, lloro amarguísimo.
Raquel que llora por sus hijos, que rehúsa consolarse - por sus
hijos -
porque no existen.

16 Así dice Yahveh: Reprime tu voz del lloro y tus ojos del llanto,
porque hay paga para tu trabajo - oráculo de Yahveh -: volverán de tierra
hostil,

17 y hay esperanza para tu futuro - oráculo de Yahveh -: volverán los
hijos a su territorio.

18 Bien he oído a Efraím lamentarse: «Me corregiste y corregido fui,
cual becerro no domado. Hazme volver y volveré, pues tú, Yahveh, eres mi
Dios.

19 Porque luego de desviarme, me arrepiento, y luego de darme
cuenta, me golpeo el pecho, me avergüenzo y me confundo luego, porque
aguanto el oprobio de mi mocedad.»

20 ¿Es un hijo tan caro para mí Efraím, o niño tan mimado, que tras
haberme dado tanto que hablar, tenga que recordarlo todavía? Pues, en
efecto, se han conmovido mis entrañas por él; ternura hacia él no
ha de
faltarme - oráculo de Yahveh -.

21 Plántate hitos, ponte jalones de ruta, presta atención a la calzada al
camino que anduviste. Vuelve, virgen de Israel, vuelve a estas ciudades.

22 ¿Hasta cuándo darás rodeos, oh díscola muchacha? Pues ha creado
Yahveh una novedad en la tierra: la Mujer ronda al Varón.

23 Así dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel: Todavía dirán este
refrán en tierra de Judá y en sus ciudades, cuando yo haga volver
a sus
cautivos: «¡Bendígate Yahveh, oh estancia justa, oh monte santo!»

24 Y morarán allí Judá y todas sus ciudades juntamente, los labradores
y los que trashuman con el rebaño,

25 porque yo empaparé el alma agotada y toda alma macilenta
colmaré.


26 En esto, me desperté y vi que mi sueño era sabroso para mí.

27 He aquí que días vienen - oráculo de Yahveh - en que sembraré la
casa de Israel y la casa de Judá de simiente de hombres y ganados.

28 Entonces, del mismo modo que anduve presto contra ellos para
extirpar, destruir, arruinar, perder y dañar, así andaré respecto a ellos para
reconstruir y replantar - oráculo de Yahveh -.

29 En aquellos días no dirán más: «Los padres comieron el agraz, y
los dientes de los hijos sufren de dentera»;

30 sino que cada uno por su culpa morirá: quienquiera que coma el
agraz tendrá la dentera.

31 He aquí que días vienen - oráculo de Yahveh - en que yo pactaré
con la casa de Israel (y con la casa de Judá) una nueva alianza;

32 no como la alianza que pacté con sus padres, cuando les tomé de la
mano para sacarles de Egipto; que ellos rompieron mi alianza, y yo hice
estrago en ellos - oráculo de Yahveh -.

33 Sino que esta será la alianza que yo pacte con la casa de
Israel,
después de aquellos días - oráculo de Yahveh -: pondré mi Ley en su
interior y sobre sus corazones la escribiré, y yo seré su Dios y ellos serán mi
pueblo.

34 Ya no tendrán que adoctrinar más el uno a su prójimo y el otro a su
hermano, diciendo: «Conoced a Yahveh», pues todos ellos me conocerán
del más chico al más grande - - oráculo de Yahveh - cuando perdone
su
culpa, y de su pecado no vuelva a acordarme.

35 Así dice Yahveh, el que da el sol para alumbrar el día, y gobierna
la luna y las estrellas para alumbrar la noche, el que agita el
mar y hace
bramar sus olas, cuyo nombre es Yahveh Sebaot.

36 Si fallaren estas normas en mi presencia - oráculo de Yahveh -
también la prole de Israel dejaría de ser una nación en mi
presencia a
perpetuidad.