Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Jeremías 36, 20-32

20 Y entraron adonde el rey, a la corte (el rollo lo consignaron en la
cámara de Elisamá el escriba) y anunciaron a oídos del rey todas aquellas
palabras.

21 Entonces envió el rey a Yehudí a apoderarse del rollo, y éste lo
tomó del cuarto de Elisamá el escriba. Y Yehudí lo leyó en voz alta al rey y
a todos los jefes que estaban en pie en torno al rey.


22 El rey estaba sentado en la casa de invierno, - era en el mes noveno

-, con un brasero delante encendido.

23 Y así que había leído Yehudí tres hojas o cuatro, él las rasgaba con
el cortaplumas del escriba y las echaba al fuego del brasero, hasta terminar
con todo el rollo en el fuego del brasero.

24 Ni se asustaron ni se rasgaron los vestidos el rey ni ninguno de sus
siervos que oían todas estas cosas,

25 y por más que Elnatán, Delaías y Guemarías suplicaron el rey que
no quemara el rollo, no les hizo caso.

26 Luego el rey ordenó a Yerajmeel, hijo del rey, a Seraías, hijo
de
Azriel, y a Selemías, hijo de Abdel, apoderarse del escriba Baruc y
del
profeta Jeremías, pero Yahveh los ocultó.

27 Entonces fue dirigida la palabra de Yahveh a Jeremías - tras de
haber quemado el rey el rollo y las cosas que había escrito Baruc al dictado
de Jeremías - como sigue:

28 «Vuelve a tomar otro rollo y escribe en él todas las cosas que antes
había en el primer rollo que quemó Yoyaquim, rey de Judá.

29 Y a Yoyaquim, rey de Judá, le dices: Así dice Yahveh: Tú has
quemado aquel rollo, diciendo: “¿Por qué has escrito en él: Vendrá sin falta
el rey de Babilonia y destruirá esta tierra y se llevará
cautivos de ella a
hombres y bestias?”

30 Por tanto, así dice Yahveh a propósito de Yoyaquim, rey de Judá:
No tendrá quien le suceda en el trono de David y su propio cadáver yacerá
tirado, expuesto al calor del día y al frío de la noche.

31 Yo pasaré revista a sus culpas y las de su linaje y sus
siervos, y
traeré sobre ellos y sobre todos los habitantes de Jerusalén y los hombres
de Judá todo el mal que les dije, sin que hicieran caso.»

32 Entonces Jeremías tomó otro rollo, que dio al escriba Baruc, hijo
de Neriyías, y éste escribió al dictado de Jeremías todas las
palabras del
libro que había quemado Yoyaquim, rey de Judá, e incluso se añadió a
aquéllas otras muchas por el estilo.