3 A ver si la casa de Judá se entera de todo el mal que he
pensado
hacerle, de modo que se convierta cada uno de su mal camino, y entonces
yo perdonaría su culpa y su pecado.
4 Llamó, pues, Jeremías a Baruc, hijo de Neriyías, y apuntó Baruc al
dictado de Jeremías todas las palabras que Yahveh le había hablado, en un
rollo de escribir.
5 Dio Jeremías a Baruc estas instrucciones: «Yo estoy detenido; no
puedo ir a la Casa de Yahveh.
6 Así que, vete tú, y lees en voz alta el rollo en que has apuntado al
dictado mío las palabras de Yahveh, a oídos del público de la Casa
de
Yahveh el día del ayuno, y las lees también a oídos de todos los de Judá que
vienen de sus ciudades;
7 a ver si presentan sus súplicas a Yahveh, y se vuelven cada uno de
su mal camino; porque grande es la ira y el furor que ha expresado Yahveh
contra este pueblo.»
8 Hizo Baruc, hijo de Neriyías, conforme a todo cuanto le había
mandado el profeta Jeremías, y leyó en el libro las palabras de Yahveh en
la Casa de Yahveh.