30 Por tanto, así dice Yahveh a propósito de Yoyaquim, rey de Judá:
No tendrá quien le suceda en el trono de David y su propio cadáver yacerá
tirado, expuesto al calor del día y al frío de la noche.
31 Yo pasaré revista a sus culpas y las de su linaje y sus
siervos, y
traeré sobre ellos y sobre todos los habitantes de Jerusalén y los hombres
de Judá todo el mal que les dije, sin que hicieran caso.»
32 Entonces Jeremías tomó otro rollo, que dio al escriba Baruc, hijo
de Neriyías, y éste escribió al dictado de Jeremías todas las
palabras del
libro que había quemado Yoyaquim, rey de Judá, e incluso se añadió a
aquéllas otras muchas por el estilo.