11 En aquella sazón se dirá a este pueblo y a Jerusalén: - Un viento
ardiente viene por el desierto, camino de la hija de mi pueblo, no
para
beldar, ni para limpiar.
12 Un viento lleno de amenazas viene de mi parte. Ahora me toca a mí
alegar mis razones respecto a ellos.
13 Ved cómo se levanta cual las nubes, como un huracán sus carros, y
ligeros más que águilas sus corceles. - ¡Ay de nosotros, estamos perdidos!
14 - Limpia de malicia tu corazón, Jerusalén, para que seas salva.
¿Hasta cuándo durarán en ti tus pensamientos torcidos?