24 a Queriyyot, a Bosrá y a todas las ciudades de la tierra de Moab, las
lejanas y las cercanas.
25 «Se partió el cuerno de Moab y su brazo se rompió», - oráculo de
Yahveh -.
26 Emborrachadle porque contra Yahveh se engrandeció. Moab se
revolcará en su vómito, y quedará en ridículo él también.
27 Pues qué, ¿no te pareció a ti ridículo Israel? ¿o quizá entre ladrones
fue sorprendido, que siempre que hablas de él meneas la cabeza?
28 «Dejad las ciudades y acomodaos en la peña, habitantes de Moab,
sed como la paloma cuando anida en las paredes de las simas...»
29 Hemos oído la arrogancia de Moab: ¡es muy arrogante!, su orgullo,
su arrogancia, su altanería y la soberbia de su corazón.
30 Conozco - oráculo de Yahveh - su presunción, y que sus bravatas
no son como sus hechos.
31 Así que, por Moab ulularé y por Moab entero gritaré; por los
hombres de Quir Jeres suspiraré:
32 Más que se lloró a Yazer lloraré por ti, ¡oh viña de Sibmá! Tus
sarmientos pasaban la mar, hasta Yazer alcanzaban. Sobre tu cosecha y
sobre tu vendimia el saqueador se abatió,
33 y fue quitada alegría y alborozo de Carmelo y del país de Moab, y
el vino a los trujales he quitado, no se oye el grito alegre del pisador, ya no
se oyen gritos.
34 De tanto gritar en Jesbón, hasta Elalé, hasta Yahas llegaron las
voces desde Soar hasta Joronáyim, - Eglat Selisiyyá -, porque también las
aguas de Nimrim se han trocado en aridez.
35 Quitaré a Moab - oráculo de Yahveh - de subirse al alto e incensar
a sus dioses.
36 Por eso mi corazón por Moab como flauta resuena, porque cuanto
habían guardado se perdió,
37 pues toda cabeza ha sido rapada y toda barba raída: en todas las
manos arañazos y en todos los lomos saco,