15 He aquí que yo traigo sobre vosotros, una nación de muy lejos, ¡oh
casa de Israel! - oráculo de Yahveh -; una nación que no mengua, nación
antiquísima aquélla, nación cuya lengua ignoras y no entiendes los que
habla;
16 cuyo carcaj es como tumba abierta: todos son valientes.
17 Comerá tu mies y tu pan, comerá a tus hijos e hijas, comerá tus
ovejas y vacas, comerá tus viñas e higueras; con la espada destruirá
tus
plazas fuertes en que confías.
18 Por lo demás, en los días aquellos - oráculo de Yahveh - todavía no
acabaré con vosotros.
19 - Y cuando dijereis: «¿Por qué nos hace Yahveh nuestro Dios todo
esto?», les dirás: «Lo mismo que me dejasteis a mí y servisteis a
dioses
extraños en vuestra tierra, así serviréis a extraños en una tierra no vuestra.»
20 Anunciad esto a la casa de Jacob y hacedlo oír en Judá:
21 - Ea, oíd esto, pueblo necio y sin seso - tienen ojos y no ven, orejas
y no oyen -:
22 ¿A mí no me temeréis? - oráculo de Yahveh -, ¿delante de mí no
temblaréis, que puse la arena por término al mar, límite eterno, que
no
traspasará? Se agitará, mas no lo logrará; mugirán sus olas, pero no pasarán.
23 Pero este pueblo tiene un corazón traidor y rebelde: traicionaron
llegando hasta el fin.
24 Y no se les ocurrió decir: «Ea, temamos a Yahveh nuestro Dios,
que da la lluvia tempranera y la tardía a su tiempo; que nos
garantiza las
semanas que regulan la siega.»
25 Todo esto lo trastornaron vuestras culpas y vuestros pecados os
privaron del bien.