5 Voy a acudir a los grandes y a hablar con ellos, porque ésos conocen
el camino de Yahveh, el derecho de su Dios.» Pues bien, todos a una habían
quebrado el yugo y arrancado las coyundas.
6 Por eso los herirá el león de la selva, el lobo de los
desiertos los
destrozará, el leopardo acechará sus ciudades: todo el que saliere de
ellas
será despedazado. - Porque son muchas sus rebeldías, y sus apostasías son
grandes.
7 ¿Cómo te voy a perdonar por ello? Tus hijos me dejaron y juraron
por el no - dios. Yo los harté, y ellos se hicieron adúlteros, y
el lupanar
frecuentaron.
8 Son caballos lustrosos y vagabundos: cada cual relincha por la mujer
de su prójimo.
9 ¿Y de esto no pediré cuentas? - oráculo de Yahveh -, ¿de una nación
así no se vengará mi alma?
10 Escalad sus murallas, destruid, mas no acabéis con ella. Quitad sus
sarmientos porque no son de Yahveh.
11 Porque bien me engañaron, la casa de Judá y la casa de Israel -
oráculo de Yahveh -.
12 Renegaron de Yahveh diciendo: «¡El no cuenta!, ¡no nos
sobrevendrá daño alguno, ni espada ni hambre veremos!
13 Cuanto a los profetas, el viento se los lleve, pues carecen de
Palabra.» - Así les será hecho.
14 Por tanto, así dice Yahveh, el Dios Sebaot: Por haber hablado ellos
tal palabra, he aquí que yo pongo las mías en tu boca como fuego, y a este
pueblo como leños, y los consumirá.
15 He aquí que yo traigo sobre vosotros, una nación de muy lejos, ¡oh
casa de Israel! - oráculo de Yahveh -; una nación que no mengua, nación
antiquísima aquélla, nación cuya lengua ignoras y no entiendes los que
habla;
16 cuyo carcaj es como tumba abierta: todos son valientes.
17 Comerá tu mies y tu pan, comerá a tus hijos e hijas, comerá tus
ovejas y vacas, comerá tus viñas e higueras; con la espada destruirá
tus
plazas fuertes en que confías.
18 Por lo demás, en los días aquellos - oráculo de Yahveh - todavía no
acabaré con vosotros.
19 - Y cuando dijereis: «¿Por qué nos hace Yahveh nuestro Dios todo
esto?», les dirás: «Lo mismo que me dejasteis a mí y servisteis a
dioses
extraños en vuestra tierra, así serviréis a extraños en una tierra no vuestra.»
20 Anunciad esto a la casa de Jacob y hacedlo oír en Judá:
21 - Ea, oíd esto, pueblo necio y sin seso - tienen ojos y no ven, orejas
y no oyen -:
22 ¿A mí no me temeréis? - oráculo de Yahveh -, ¿delante de mí no
temblaréis, que puse la arena por término al mar, límite eterno, que
no
traspasará? Se agitará, mas no lo logrará; mugirán sus olas, pero no pasarán.
23 Pero este pueblo tiene un corazón traidor y rebelde: traicionaron
llegando hasta el fin.
24 Y no se les ocurrió decir: «Ea, temamos a Yahveh nuestro Dios,
que da la lluvia tempranera y la tardía a su tiempo; que nos
garantiza las
semanas que regulan la siega.»
25 Todo esto lo trastornaron vuestras culpas y vuestros pecados os
privaron del bien.
26 Porque se encuentran en mi pueblo malhechores: preparan la red,
cual paranceros montan celada: ¡hombres son atrapados!
27 Como jaula llena de aves, así están sus casas llenas de fraudes. Así
se engrandecieron y se enriquecieron,
28 engordaron, se alustraron. Ejecutaban malas acciones. La causa del
huérfano no juzgaban y el derecho de los pobres no sentenciaban.
29 ¿Y de esto no pediré cuentas? - oráculo de Yahveh -, ¿de una
nación así no se vengará mi alma?