19 oye, tierra: He aquí que traigo desgracia a este pueblo, como fruto
de sus pensamientos, porque a mis razones no atendieron, y por lo
que
respecta a mi Ley, la desecharon.
20 - ¿A qué traerme incienso de Seba y canela fina de país remoto? Ni
vuestros holocaustos me son gratos, ni vuestros sacrificios me complacen.
21 Por tanto, así dice Yahveh: Mirad que pongo a este pueblo
tropiezos y tropezarán en ellos padres e hijos a una, el vecino y su prójimo
perecerán.
22 Así dice Yahveh: Mirad que un pueblo viene de tierras del norte y
una gran nación se despierta de los confines de la tierra.
23 Arco y lanza blanden, crueles son y sin entrañas. Su voz como la
mar muge, y a caballo van montados, ordenados como un solo hombre para
la guerra contra ti, hija de Sión.
24 - Oímos su fama, flaquean nuestras manos, angustia nos asalta,
dolor como de parturienta.
25 No salgáis al campo, no andéis por el camino, que el enemigo lleva
espada: terror por doquier.
26 - Hija de mi pueblo, cíñete de sayal y revuélcate en ceniza, haz por
ti misma un duelo de hijo único, una endecha amarguísima, porque en
seguida viene el saqueador sobre nosotros.
27 - A ti te puse en mi pueblo por inquisidor sagaz para que
examinaras y probaras su conducta.
28 - Todos ellos son rebeldes que andan difamando; bronce y hierro;
todos son degenerados.