4 No fiéis en palabras engañosas diciendo: «¡Templo de Yahveh,
Templo de Yahveh, Templo de Yahveh es éste!»
5 Porque si mejoráis realmente vuestra conducta y obras, si realmente
hacéis justicia mutua
6 y no oprimís al forastero, al huérfano y a la viuda (y no
vertéis
sangre inocente en este lugar), ni andáis en pos de otros dioses para vuestro
daño,
7 entonces yo me quedaré con vosotros en este lugar, en la tierra que
di a vuestros padres desde siempre hasta siempre.
8 Pero he aquí que vosotros fiáis en palabras engañosas que de nada
sirven,
9 para robar, matar, adulterar, jurar en falso, incensar a Baal y seguir a
otros dioses que no conocíais.
10 Luego venís y os paráis ante mí en esta Casa llamada por mi
Nombre y decís: «¡Estamos seguros!», para seguir haciendo todas esas
abominaciones.
11 ¿En cueva de bandoleros se ha convertido a vuestros ojos esta Casa
que se llama por mi Nombre? ¡Que bien visto lo tengo! - oráculo de Yahveh
-.
12 Pues andad ahora a mi lugar de Silo, donde aposenté mi Nombre
antiguamente, y ved lo que hice con él ante la maldad de mi pueblo Israel.