3 ¡Que cada cual se guarde de su prójimo!, ¡desconfiad de cualquier
hermano!, porque todo hermano pone la zancadilla, y todo prójimo propala
la calumnia.
4 Se engañan unos a otros, no dicen la verdad; han avezado sus
lenguas a mentir, se han pervertido, incapaces
5 de convertirse. Fraude por fraude, engaño por engaño, se niegan a
reconocer a Yahveh.
6 Por ende, así dice Yahveh Sebaot: He aquí que yo voy a afinarlos y
probarlos; mas ¿cómo haré para tratar a la hija de mi pueblo?
7 Su lengua es saeta mortífera, las palabras de su boca, embusteras. Se
saluda al prójimo, pero por dentro se le pone celada.
8 Y por estas acciones, ¿no les he de castigar? - oráculo de Yahveh -,
¿de una nación así no se vengará mi alma?
9 Alzo sobre los montes lloro y lamento, y una elegía por las dehesas
del desierto, porque han sido incendiadas; nadie pasa por allí, y no se oyen
los gritos del ganado. Desde las aves del cielo hasta las bestias, todas han
huido, se han marchado.