3 Tenía también 7.000 ovejas, 3.000 camellos, quinientas yuntas de
bueyes, quinientas asnas y una servidumbre muy numerosa. Este hombre
era, pues, el más grande de todos los hijos de Oriente.
4 Solían sus hijos celebrar banquetes en casa de cada uno de ellos, por
turno, e invitaban también a sus tres hermanas a comer y beber con ellos.
5 Al terminar los días de estos convites, Job les mandaba a llamar para
purificarlos; luego se levantaba de madrugada y ofrecía holocaustos
por
cada uno de ellos. Porque se decía: «Acaso mis hijos hayan pecado y
maldecido a Dios en su corazón.» Así hacía Job siempre.
6 El día que los Hijos de Dios venían a presentarse ante Yahveh, vino
también entre ellos el Satán.
7 Yahveh dijo al Satán: «¿De dónde vienes?» El Satán respondió a
Yahveh: «De recorrer la tierra y pasearme por ella.»
8 Y Yahveh dijo al Satán: «¿No te has fijado en mi siervo Job? ¡No
hay nadie como él en la tierra; es un hombre cabal, recto, que teme a Dios y
se aparta del mal!»
9 Respondió el Satán a Yahveh: «Es que Job teme a Dios de balde?
10 ¿No has levantado tú una valla en torno a él, a su casa y a todas sus
posesiones? Has bendecido la obra de sus manos y sus rebaños hormiguean
por el país.
11 Pero extiende tu mano y toca todos sus bienes; ¡verás si no te
maldice a la cara!»
12 Dijo Yahveh al Satán: «Ahí tienes todos sus bienes en tus manos.
Cuida sólo de no poner tu mano en él.» Y el Satán salió de la presencia de
Yahveh.
13 El día en que sus hijos y sus hijas estaban comiendo y bebiendo
vino en casa del hermano mayor,
14 vino un mensajero donde Job y le dijo: «Tus bueyes estaban arando
y las asnas pastando cerca de ellos;