7 Yahveh dijo al Satán: «¿De dónde vienes?» El Satán respondió a
Yahveh: «De recorrer la tierra y pasearme por ella.»
8 Y Yahveh dijo al Satán: «¿No te has fijado en mi siervo Job? ¡No
hay nadie como él en la tierra; es un hombre cabal, recto, que teme a Dios y
se aparta del mal!»
9 Respondió el Satán a Yahveh: «Es que Job teme a Dios de balde?
10 ¿No has levantado tú una valla en torno a él, a su casa y a todas sus
posesiones? Has bendecido la obra de sus manos y sus rebaños hormiguean
por el país.
11 Pero extiende tu mano y toca todos sus bienes; ¡verás si no te
maldice a la cara!»
12 Dijo Yahveh al Satán: «Ahí tienes todos sus bienes en tus manos.
Cuida sólo de no poner tu mano en él.» Y el Satán salió de la presencia de
Yahveh.
13 El día en que sus hijos y sus hijas estaban comiendo y bebiendo
vino en casa del hermano mayor,
14 vino un mensajero donde Job y le dijo: «Tus bueyes estaban arando
y las asnas pastando cerca de ellos;
15 de pronto irrumpieron los sabeos y se los llevaron, y a los criados
los pasaron a cuchillo. Sólo yo pude escapar para traerte la noticia.»
16 Todavía estaba éste hablando, cuando llegó otro que dijo: «Cayó
del cielo el fuego de Dios, que quemó las ovejas y pastores hasta
consumirlos. Sólo yo pude escapar para traerte la noticia.»
17 Aún estaba hablando éste, cuando llegó otro que dijo: «Los
caldeos, divididos en tres cuadrillas, se lanzaron sobre los camellos, se los
llevaron, y a los criados los pasaron a cuchillo. Sólo yo pude escapar para
traerte la noticia.»