...la Biblia de Jerusalén
Job 10, 8-19
8 Tus manos me formaron, me plasmaron, ¡y luego, en arrebato,
quieres destruirme!
9 Recuerda que me hiciste como se amasa el barro, y que al polvo has
de devolverme.
10 ¿No me vertiste como leche y me cuajaste como queso?
11 De piel y de carne me vestiste y me tejiste de huesos y de nervios.
12 Luego con la vida me agraciaste y tu solicitud cuidó mi aliento.
13 Y algo más todavía guardabas en tu corazón, sé lo que aún en tu
mente quedaba:
14 el vigilarme por si peco. y no verme inocente de mi culpa.
15 Si soy culpable, ¡desgraciado de mí! y si soy inocente, no levanto
la cabeza, ¡yo saturado de ignominia, borracho de aflicción!
16 Y si la levanto, como un león me das caza, y repites tus proezas a
mi costa.
17 Contra mí tu hostilidad renuevas, redoblas tu saña contra mí; sin
tregua me asaltan tus tropas de relevo.
18 ¿Para qué me sacaste del seno? Habría muerto sin que me viera
ningún ojo;
19 sería como si no hubiera existido, del vientre se me habría llevado
hasta la tumba.