...la Biblia de Jerusalén
Job 13, 2-27
2 Sí, yo lo sé tan bien como vosotros, no os cedo en nada.
3 Pero es a Sadday a quien yo hablo, a Dios quiero hacer mis réplicas.
4 Vosotros no sois más que charlatanes, curanderos todos de
quimeras.
5 ¡Oh, si os callarais la boca! sería eso vuestra sabiduría.
6 Oíd mis descargos, os lo ruego, atended a la defensa de mis labios.
7 ¿En defensa de Dios decís falsía, y por su causa razones mentirosas?
8 ¿Así lucháis en su favor y de Dios os hacéis abogados?
9 ¿No convendría que él os sondease? ¿Jugaréis con él como se juega
con un hombre?
10 El os dará una severa corrección, si en secreto hacéis favor a
alguno.
11 ¿Su majestad no os sobrecoge, no os impone su terror?
12 Máximas de ceniza son vuestras sentencias, vuestras réplicas son
réplicas de arcilla.
13 ¡Dejad de hablarme, porque voy a hablar yo, venga lo que viniere!
14 Tomo mi carne entre mis dientes, pongo mi alma entre mis manos.
15 El me puede matar: no tengo otra esperanza que defender mi
conducta ante su faz.
16 Y esto mismo será mi salvación, pues un impío no comparece en su
presencia.
17 Escuchad, escuchad mis palabras, prestad oído a mis declaraciones.
18 Mirad: un proceso he preparado, consciente de que tengo razón.
19 ¿Quién es el que quiere litigar conmigo? ¡Pues desde ahora acepto
callar y perecer!
20 Sólo dos cosas te pido que me ahorres, y no me esconderé de tu
presencia:
21 que retires tu mano que pesa sobre mí, y no me espante tu terror.
22 Arguye tú y yo responderé; o bien yo hablaré y tú contestarás.
23 ¿Cuántas son mis faltas y pecados? ¡Mi delito, mi pecado,
házmelos saber!
24 ¿Por qué tu rostro ocultas y me tienes por enemigo tuyo?
25 ¿Quieres asustar a una hoja que se lleva el viento, perseguir una
paja seca?
26 Pues escribes contra mí amargos fallos, me imputas las faltas de mi
juventud;
27 pones mis pies en cepos, vigilas mis pasos todos y mides la huella
de mis pies.