...la Biblia de Jerusalén
Job 14, 8-22
8 Incluso con raíces en tierra envejecidas, con un tronco que se muere
en el polvo,
9 en cuanto siente el agua, reflorece y echa ramaje como una planta
joven.
10 Pero el hombre que muere queda inerte, cuando un humano expira,
¿dónde está?
11 Podrán agotarse las aguas del mar, sumirse los ríos y secarse,
12 que el hombre que yace no se levantará, se gastarán los cielos antes
que se despierte, antes que surja de su sueño.
13 ¡Ojalá en el seol tú me guardaras, me escondieras allí mientras pasa
tu cólera, y una tregua me dieras, para acordarte de mí luego
14 - pues, muerto el hombre, ¿puede revivir? - todos los días de mi
milicia esperaría, hasta que llegara mi relevo!
15 Me llamarías y te respondería; reclamarías la obra de tus manos.
16 En lugar de contar mi pasos, como ahora, no te cuidarías más de
mis pecados;
17 dentro de un saco se sellaría mi delito, y blanquearías mi falta.
18 Ay, como el monte acabará por derrumbarse, la roca cambiará de
sitio,
19 las aguas desgastarán las piedras, inundará una llena los terrenos,
así aniquilas tú la esperanza del hombre.
20 Le aplastas para siempre, y se va, desfiguras su rostro y le
despides.
21 Que sean honrados sus hijos, no lo sabe; que sean despreciados, no
se entera.
22 Tan solo por él sufre su carne, sólo por él se lamenta su alma.